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El gran consumo entra en recesión ante la pérdida de la confianza de la economía

El sector del gran consumo se asoma otra vez al precipicio de la recesión. Tras haber logrado el año pasado un crecimiento del 1% en volumen y el 1,3% en valor, de acuerdo con el último informe de Kantar Worldpanel, la desaceleración económica empieza a pasar factura y la previsión es que las ventas de alimentación, droguería y perfumería caigan tanto este año como el que viene, cuando el deterioro puede ser aún mayor.

Aecoc, una organización que integra a más de 29.000 empresas entre fabricantes y distribuidores, apunta a que la caída en volumen al cierre de 2018 será del 1%, un porcentaje que podría incrementarse aún más durante el próximo ejercicio. Aunque gracias a la subida de precios, el crecimiento en valor será del 2% este año, lo malo es que en 2019, con la caída de la inflación, ese porcentaje se reducirá sin embargo a la mitad. Y aún peor es la situación del textil, que de acuerdo con los últimos datos del barómetro de Acotex, registra ya un desplome hasta septiembre del 3,9%, enfrentándose de nuevo a una oleada de cierres entre los pequeños comercios.

Perspectivas

Javier Campo, el presidente de Aecioc, tiene muy claro que las razones son la caída de la confianza de los consumidores y la pérdida de poder adquisitivo. «La Renta Bruta Disponible de los hogares está creciendo el 1,3% en el año, cuando la inflación está en el 2,3%, con lo que se pierde, por tanto, un punto de poder adquisitivo y, además, el Índice de Confianza de los Consumidores se ha desplomado en el mes de septiembre en 12 puntos, la mayor caída de los últimos dos años», asegura.

Campo reconoce que «el último trimestre no será fácil» y aunque, salvo él, prácticamente nadie se atrave a hablar de cifras, su opinión parece generalizada en el mercado. En el sector coinciden en que la campaña de Navidad va a ser complicada y que la situación se agravará, además, por el incremento de la presión fiscal y la subida del salario mínimo, una amenaza para la creación de empleo.

Es algo que anticipan ya también los últimos datos del Institutituo Nacional de Estadística (INE). Las grandes superficies redujeron un 1,2% sus ventas el pasado mes de julio, a pesar de las rebajas, y un 0,2% en agosto, una vez descontados los efectos estacionales y de calendario. Si se descuenta una caída puntual en octubre de 2017 -los consumidores aplazaron sus compras al mes siguiente con los descuentos del Black Friday- la caída de julio es la mayor en los últimos cuatro años y lo peor es que la tendencia a la baja se va consolidando.

El gran comercio entró por primera vez en terreno negativo el pasado abril, con una caída del 0,8%. En mayo, el descenso se acentuó hasta el 1% y aunque en junio hubo un estancamiento, con un crecimiento de dos décimas, en julio se ha confirmado el deterioro. De hecho, si no se tienen en cuenta los efectos del calendario, la caída hubiera sido mucho mayor, del 2,2% en julio y del 0,6% en agosto. La consecuencia inmediata además es que las grandes superficies ha empezado a recortar otra vez empleo.

Desplome en el textil

Y peor aún es la caída en el texil, que ha entrado ya otra vez en números rojos. Tras una ligera recuperación durante los meses de verano, las ventas sufrieron el pasado mes de septiembre un descenso del 3,1%, con lo que el acumulado del año en los nueve primeros meses del ejercicio registra un descenso del 3,9%, de acuerdo con los datos del barómetro mensual que realiza la asociación empresarial Acotex.

La organización, que representa los intereses de 800 empresas, cerca de 15.000 puntos de venta y más 80.000 trabajadores en todo el territorio nacional, apunta a que es la mayor caída desde 2012, en plena crisis económica, cuando las ventas se desplomaron un 5%. La caída de septiembre es la tercera mayor del año, aunque las de marzo y mayo fueron por efectos del calendario. El sector textil encara así con preocupación la recta final del año, consciente de que se juega gran parte de la facturación del ejercicio con la campaña de Navidad y el Black Friday, que en los últimos años se ha asentado como una fecha clave del consumo.

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Pero si la situación es complicada entre las grandes empresas, mucho más lo es en el pequeño y el mediano comercio, para el que la ralentización del consumo y el menguante poder adquisitivo ha tenido un efecto aún mayor en la afluencia de los clientes a las tiendas. El presidente de la Confederación Española del Comercio (CEC), Manuel García Izquierdo, asegura que «aunque queremos ser positivos y afrontar los próximos meses con optimismo, los datos que nos llegan mes a mes nos lo ponen muy difícil».

Tras admitir que «sobre el papel hay una preocupación generalizada por la difícil situación que atraviesa el pequeño y mediano comercio», García Izquierdo insiste en que «necesitamos urgentemente que esa inquietud se transforme en medidas concretas que apoyen al sector y ayuden a hacer frente a los desequilibrios competitivos». El sector cruza ahora los dedos ante el temor de una nueva oleada de cierres como en la crisis.

Fuente: https://www.eleconomista.es/



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